Sacrificio en Australia
Etiquetas: hámster, número 02 0 comentariosEl agua está fría y mi madre no está. Las aguas nos separaron con un crujido estridente. Las olas golpeaban por todas partes y yo me arremoliné hacia el cuerpo de mi madre. Quise sentir su calor y lo sentí pero un fuerte brazo me arrancó de ella y luché por volver a estar a su lado. De pronto, el agua volvió a estar en calma pero yo tenía demasiado cansancio para notarlo. Busqué a mi madre con todas mis fuerzas y finalmente, a lo lejos, vi su cuerpo flotando...
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El agua está fría y mi madre no está. Las aguas nos separaron con un crujido estridente. Las olas golpeaban por todas partes y yo me arremoliné hacia el cuerpo de mi madre. Quise sentir su calor y lo sentí pero un fuerte brazo me arrancó de ella y luché por volver a estar a su lado. De pronto, el agua volvió a estar en calma pero yo tenía demasiado cansancio para notarlo. Busqué a mi madre con todas mis fuerzas y finalmente, a lo lejos, vi su cuerpo flotando, como siempre, buscándome. "Tengo hambre mamá", grité y me lancé con fuerza hacia su vientre. Pero estaba fría y por más que busqué no encontré sus tetillas. ¡Qué pasó! ¡Esto no es mi madre! ¡Mamá! ¡Mamá!... ¿dónde estás?
Y anduve en círculos, tratando de vislumbrar en la negrura algún animal enorme que se asemejara a mi madre. Pero el sol no calentaba mis ojos y el sueño me ganó. De pronto, el calor llegó a mis retinas y pude ver cientos de madres. ¡Cuál era mía! ¡Cuál es mía! Fui para allá y busqué la tetilla: nada. Fui para acullá: nada. Eran madres frías que se movían con un rugido feroz y una aleta atrás que no daba golpes como los míos, sino que andaba en círculos rapidísimos (lo sé porque uno de esos círculos me hipnotizó y fui hacia él y clave el hocico y me lastimó terriblemente (aún me duele y la sangre, ahora menos, no deja de salir) haciendo que me alejara en compañía de una nube sanguinolenta). Nadé hacia otro lado, pensando en que quizás mi madre estaría donde no estaban los animales fríos y recordé el calor de mamá y su ruidito en la panza que me hacía acercarme cuando tenía hambre... y ahora, ¡ahora cuánta hambre tengo!
Y así anduve, buscando a mamá hasta que vi que los animales fríos me estaban siguiendo. Al principio me asusté, pero no tuve fuerzas para huír. Después me desesperé pues me habían rodeado y no tenía fuerzas para llamar a mamá. Así estuvieron, cerrándome el paso por mucho hasta que poco a poco noté que me lanzaban lejos. ¡No me manden a las aguas gélidas! ¡Mi madre está con ustedes! ¡Regrésenmela! ¡Mamá!
Y la corriente me empujaba al lugar de los animales fríos. Yo no tenía fuerzas para nada y los animales fríos me regresaban adentro y adentro me regresaba con los animales fríos. ¡Envidiosos! ¿No pudieron darme un poco de alimento? Eso hubiera sido suficiente para que yo regresara y buscara a mi madre. ¡Pero qué digo! Si me dieron alimento. Me rodearon nuevamente y saqué la cabeza para verlos. Eran raros, pues sus cuerpos enormes tenían cuerpecillos que se movían sobre de ellos. "Luk, luk at im" decían, cosa que no sé que significaba. Los animales fríos lanzaron a sus cuerpecillos al agua y me rodearon, me tocaron y yo no tenía fuerzas para nada. ¡Gracias! Les dije y finalmente pensé que todo iba a terminar. Entonces me dieron de comer clavándome un colmillo (creí que querían comerme, pero tan pronto me pusieron el colmillo, me lo quitaron)...
Después abrí los ojos en este estanque. Sigo con hambre y el buen cuerpecillo se acerca con su colmillo que me duele hasta el alma, pero no tengo fuerzas para decir o hacer nada. Poco a... poco... siento frío y... el ham...bre se va... El hambre... se... va... El agua está fría... y mi madre... no está...
Fuente: El Universal
El agua está fría y mi madre no está. Las aguas nos separaron con un crujido estridente. Las olas golpeaban por todas partes y yo me arremoliné hacia el cuerpo de mi madre. Quise sentir su calor y lo sentí pero un fuerte brazo me arrancó de ella y luché por volver a estar a su lado. De pronto, el agua volvió a estar en calma pero yo tenía demasiado cansancio para notarlo. Busqué a mi madre con todas mis fuerzas y finalmente, a lo lejos, vi su cuerpo flotando, como siempre, buscándome. "Tengo hambre mamá", grité y me lancé con fuerza hacia su vientre. Pero estaba fría y por más que busqué no encontré sus tetillas. ¡Qué pasó! ¡Esto no es mi madre! ¡Mamá! ¡Mamá!... ¿dónde estás?
Y anduve en círculos, tratando de vislumbrar en la negrura algún animal enorme que se asemejara a mi madre. Pero el sol no calentaba mis ojos y el sueño me ganó. De pronto, el calor llegó a mis retinas y pude ver cientos de madres. ¡Cuál era mía! ¡Cuál es mía! Fui para allá y busqué la tetilla: nada. Fui para acullá: nada. Eran madres frías que se movían con un rugido feroz y una aleta atrás que no daba golpes como los míos, sino que andaba en círculos rapidísimos (lo sé porque uno de esos círculos me hipnotizó y fui hacia él y clave el hocico y me lastimó terriblemente (aún me duele y la sangre, ahora menos, no deja de salir) haciendo que me alejara en compañía de una nube sanguinolenta). Nadé hacia otro lado, pensando en que quizás mi madre estaría donde no estaban los animales fríos y recordé el calor de mamá y su ruidito en la panza que me hacía acercarme cuando tenía hambre... y ahora, ¡ahora cuánta hambre tengo!
Y así anduve, buscando a mamá hasta que vi que los animales fríos me estaban siguiendo. Al principio me asusté, pero no tuve fuerzas para huír. Después me desesperé pues me habían rodeado y no tenía fuerzas para llamar a mamá. Así estuvieron, cerrándome el paso por mucho hasta que poco a poco noté que me lanzaban lejos. ¡No me manden a las aguas gélidas! ¡Mi madre está con ustedes! ¡Regrésenmela! ¡Mamá!
Y la corriente me empujaba al lugar de los animales fríos. Yo no tenía fuerzas para nada y los animales fríos me regresaban adentro y adentro me regresaba con los animales fríos. ¡Envidiosos! ¿No pudieron darme un poco de alimento? Eso hubiera sido suficiente para que yo regresara y buscara a mi madre. ¡Pero qué digo! Si me dieron alimento. Me rodearon nuevamente y saqué la cabeza para verlos. Eran raros, pues sus cuerpos enormes tenían cuerpecillos que se movían sobre de ellos. "Luk, luk at im" decían, cosa que no sé que significaba. Los animales fríos lanzaron a sus cuerpecillos al agua y me rodearon, me tocaron y yo no tenía fuerzas para nada. ¡Gracias! Les dije y finalmente pensé que todo iba a terminar. Entonces me dieron de comer clavándome un colmillo (creí que querían comerme, pero tan pronto me pusieron el colmillo, me lo quitaron)...
Después abrí los ojos en este estanque. Sigo con hambre y el buen cuerpecillo se acerca con su colmillo que me duele hasta el alma, pero no tengo fuerzas para decir o hacer nada. Poco a... poco... siento frío y... el ham...bre se va... El hambre... se... va... El agua está fría... y mi madre... no está...
Fuente: El Universal
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