Un nuevo día
Etiquetas: Cuervo, número 02 0 comentariosSe quedaron de ver nuevamente en una luna más. Así sucedió, y aunque no fueron muchos, el Cuervo sabía que había plantado la semilla y sólo hacía falta verla crecer. Cuando llegó de nuevo a su casa, sacudió las alas y sus pensamientos hicieron que se grabara en fuego las siguientes inscripciones: ...
Se quedaron de ver nuevamente en una luna más. Así sucedió, y aunque no fueron muchos, el Cuervo sabía que había plantado la semilla y sólo hacía falta verla crecer. Cuando llegó de nuevo a su casa, sacudió las alas y sus pensamientos hicieron que se grabara en fuego las siguientes inscripciones: ...
Tres puntos que significaban todo. Tres puntos que rememoraban lo que había pasado, lo que estaba pasando y lo que pasaría. La fáVula, decía el Cuervo, se había comenzado una tarde lluviosa, presagio de dificultades y a la vez de vida. No sería una empresa fácil sin lugar a dudas. El día de hoy parecía un día seco, pero estaba seguro que los animales contarían historias cada vez mayores y que aumentaría la cascada de eventos que desenmascararan la realidad construida de los humanos. ¿El futuro? Claramente nadie lo podía atestiguar con claridad, pero como todo en la vida, lo que empieza bien, termina bien; y si todo había comenzado como una tromba, era posible que terminara con esa misma explosión, aunque siempre se tenía la libertad (¿a caso existe eso?) de que el final fuera un explosión magnífica que salpicara en todos los continentes o que fuera un trepidante remolino, como al jalar el WC.
Eso ya no estaba en manos del Cuervo. Sabía que él lo había comenzado. ¿Cómo terminaría? ¡Qué importaba en ese momento! Lo importante es que se supiera cómo debían continuar.
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