Jo Harris
Etiquetas: hámster, número 02 0 comentariosJo Harris tenía que recibir una bonificación de 850 dólares por longevidad, luego de trabajar durante siete años en la Comisión de Seguridad en el Empleo de Oklahoma, pero debido a un punto decimal mal colocado, terminó con un cheque cercano al millón de dólares. Este breve párrafo, en sí, debería ser una fáVula más. Pero como toda fáVula, hay un algo más obscuro y mágico dentro de todo...
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Jo Harris tenía que recibir una bonificación de 850 dólares por longevidad, luego de trabajar durante siete años en la Comisión de Seguridad en el Empleo de Oklahoma, pero debido a un punto decimal mal colocado, terminó con un cheque cercano al millón de dólares. Este breve párrafo, en sí, debería ser una fáVula más. Pero como toda fáVula, hay un algo más obscuro dentro de todo. En una tarde calurosa, Jo Harris se sentó un día en su escalón favorito y tuvo entonces una epifanía, justo frente a ella, sin que lo que viera pudiera ser de forma alguna un espejismo o una ilusión, miró un automóvil como el que siempre soñó. De él se bajó, un hombre, acompañado de tres grandes muchachos, bien vestidos, bien educados y tiernos. Eso también lo había soñado y como siempre que ocurría eso suspiró en una profunda nostalgia. "Ojala y esa fuera mi vida". Y como lo estarán imaginando, de la puerta trasera del automóvil, un Buick '56, bajó Jo Harris. Claro está que ella no sabía su nombre, pero lo intuía. Cuando el sol iluminó a la mujer no cabía duda: era ella.
La familia se alejó pues seguramente tenían alguna comida en alguna de las casas vecinas. Bien podía ser una coincidencia, pero las coincidencias son uno de los alimentos favoritos de la imaginación. Jo Harris, la mujer que había pasado tantos años en el mismo trabajo de gobierno, se dio a la tarea de buscar a aquella mujer, posiblemente su hermana, posiblemente alguna prima muy parecida a ella... posiblemente ella misma. Inició su trabajo de investigación un agosto y un agosto también, fue cuando decidió que no era suficiente el tiempo para poder rastrear a aquella extraña. Fue cuando decidió jubilarse y fue cuando, sorpresivamente, recibió un cheque por 850,000 dólares.
Su primera impresión fue revisar muy detenidamente el cheque. Después, pensó "finalmente alguien me va a dar lo que merezco". En seguida, la cabeza comenzó a girarle y muchas imágenes pasaron por su cabeza. Entonces lo comprendió todo. Aquellas personas que había visto aquél día mientras estaba sentada en el escalón si era ella, pero en un futuro. Era ella y ahora con 850,000 dólares podría darle forma a esa vida que anhelo tantos años; podía darle forma a aquél espejismo profético. En su mente trazó los pasos a seguir y sabía, muy en el fondo que todo resultaría a la perfección.
Caminó por una de las aceras más lujosas de todo el pueblo, buscando cosas y cotizando precios. Quizás lo mejor sería invertir ese dinero en una cafetería con libros. Entró a una y hojeando los títulos, escuchó una conversación que un sostenía por su teléfono móvil y que definiría el rumbo de aquél cheque. "Así es Simón, la teoría más descabellada que he oído jamás, y que a la vez produce en mí una corriente de escalofríos de angustia y de alegría es aquella que afirma la diversidad de dimensiones. La explicaré rápidamente, pues mi mujer me espera y sabes que es difícil decirle que no a una mujer como ella... sí sé que lo sabes porque fue tu esposa pero no me cambies el punto... mientras vivimos tomamos decisiones y siempre sufrimos por tomar A o B. No debería angustiarnos, pues si yo tomo A, inmediatamente se desdobla mi ser y en otra dimensión otro yo toma B. De esta forma, paralelamente, puedo tener un doppelgänger que está gozando o sufriendo de aquella decisión B que yo no tomé, ¿a caso no suena loco?... si, sé que es más loco que estés hablando con el esposo de tu exesposa aún cuando somos primos, la sigues amando y a mí me sigues odiando, pero ese no es el punto...".
Entonces cayó en cuenta de todo. Aquella que vio en aquel momento no era ella en un futuro. Era su doppelgänger, que por alguna artimaña de la luz solar, pudo ver en otra dimensión. Entonces, ese cheque no le pertenecía a ella... le pertenecía a su otra yo. ¿Qué hacer, gastar el dinero y ser feliz o dejarlo para que la otra fuera feliz? Caramba, y si la otra no existía, ella estaba jugándosela por una estupidez. ¿Y si en realidad existiera? ¿Y si estuviera esperando ese dinero para pagar alguna enfermedad? ¿O peor, si estuviera esperando ese dinero para no ir a la cárcel por sus deudas? La decisión fue fácil, pues a los pocos minutos recibió una llamada. "Señora Harris, lamentamos informarle que el punto decimal de su cheque está en el lugar incorrecto. Su cheque realmente es de 850 dólares que pude canjear en la oficina a partir de las 10 del día de mañana".
Claro está que el "error de dedo" nunca la convenció. Realmente ese dinero le pertenecía a ella en otra dimensión y así lo pensó por el resto de sus días, siempre imaginando en qué había gastado tanto dinero.
Fuente El Universal
Jo Harris tenía que recibir una bonificación de 850 dólares por longevidad, luego de trabajar durante siete años en la Comisión de Seguridad en el Empleo de Oklahoma, pero debido a un punto decimal mal colocado, terminó con un cheque cercano al millón de dólares. Este breve párrafo, en sí, debería ser una fáVula más. Pero como toda fáVula, hay un algo más obscuro dentro de todo. En una tarde calurosa, Jo Harris se sentó un día en su escalón favorito y tuvo entonces una epifanía, justo frente a ella, sin que lo que viera pudiera ser de forma alguna un espejismo o una ilusión, miró un automóvil como el que siempre soñó. De él se bajó, un hombre, acompañado de tres grandes muchachos, bien vestidos, bien educados y tiernos. Eso también lo había soñado y como siempre que ocurría eso suspiró en una profunda nostalgia. "Ojala y esa fuera mi vida". Y como lo estarán imaginando, de la puerta trasera del automóvil, un Buick '56, bajó Jo Harris. Claro está que ella no sabía su nombre, pero lo intuía. Cuando el sol iluminó a la mujer no cabía duda: era ella.
La familia se alejó pues seguramente tenían alguna comida en alguna de las casas vecinas. Bien podía ser una coincidencia, pero las coincidencias son uno de los alimentos favoritos de la imaginación. Jo Harris, la mujer que había pasado tantos años en el mismo trabajo de gobierno, se dio a la tarea de buscar a aquella mujer, posiblemente su hermana, posiblemente alguna prima muy parecida a ella... posiblemente ella misma. Inició su trabajo de investigación un agosto y un agosto también, fue cuando decidió que no era suficiente el tiempo para poder rastrear a aquella extraña. Fue cuando decidió jubilarse y fue cuando, sorpresivamente, recibió un cheque por 850,000 dólares.
Su primera impresión fue revisar muy detenidamente el cheque. Después, pensó "finalmente alguien me va a dar lo que merezco". En seguida, la cabeza comenzó a girarle y muchas imágenes pasaron por su cabeza. Entonces lo comprendió todo. Aquellas personas que había visto aquél día mientras estaba sentada en el escalón si era ella, pero en un futuro. Era ella y ahora con 850,000 dólares podría darle forma a esa vida que anhelo tantos años; podía darle forma a aquél espejismo profético. En su mente trazó los pasos a seguir y sabía, muy en el fondo que todo resultaría a la perfección.
Caminó por una de las aceras más lujosas de todo el pueblo, buscando cosas y cotizando precios. Quizás lo mejor sería invertir ese dinero en una cafetería con libros. Entró a una y hojeando los títulos, escuchó una conversación que un sostenía por su teléfono móvil y que definiría el rumbo de aquél cheque. "Así es Simón, la teoría más descabellada que he oído jamás, y que a la vez produce en mí una corriente de escalofríos de angustia y de alegría es aquella que afirma la diversidad de dimensiones. La explicaré rápidamente, pues mi mujer me espera y sabes que es difícil decirle que no a una mujer como ella... sí sé que lo sabes porque fue tu esposa pero no me cambies el punto... mientras vivimos tomamos decisiones y siempre sufrimos por tomar A o B. No debería angustiarnos, pues si yo tomo A, inmediatamente se desdobla mi ser y en otra dimensión otro yo toma B. De esta forma, paralelamente, puedo tener un doppelgänger que está gozando o sufriendo de aquella decisión B que yo no tomé, ¿a caso no suena loco?... si, sé que es más loco que estés hablando con el esposo de tu exesposa aún cuando somos primos, la sigues amando y a mí me sigues odiando, pero ese no es el punto...".
Entonces cayó en cuenta de todo. Aquella que vio en aquel momento no era ella en un futuro. Era su doppelgänger, que por alguna artimaña de la luz solar, pudo ver en otra dimensión. Entonces, ese cheque no le pertenecía a ella... le pertenecía a su otra yo. ¿Qué hacer, gastar el dinero y ser feliz o dejarlo para que la otra fuera feliz? Caramba, y si la otra no existía, ella estaba jugándosela por una estupidez. ¿Y si en realidad existiera? ¿Y si estuviera esperando ese dinero para pagar alguna enfermedad? ¿O peor, si estuviera esperando ese dinero para no ir a la cárcel por sus deudas? La decisión fue fácil, pues a los pocos minutos recibió una llamada. "Señora Harris, lamentamos informarle que el punto decimal de su cheque está en el lugar incorrecto. Su cheque realmente es de 850 dólares que pude canjear en la oficina a partir de las 10 del día de mañana".
Claro está que el "error de dedo" nunca la convenció. Realmente ese dinero le pertenecía a ella en otra dimensión y así lo pensó por el resto de sus días, siempre imaginando en qué había gastado tanto dinero.
Fuente El Universal
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