Era una vez un país
Etiquetas: Elefante, número 00 0 comentariosEn algún lugar de los Balcanes de cuyo nombre no quiero ni acordarme, vivía Mitrovika Bogdani escritor de origen y nacionalidad inciertos, pues su padre era croata (católicos), su madre serbia(cristianos ortodoxo) y él había nacido en Prístina, capital de Kosovo, en un enclave de mayoría albanesa (musulmanes).
En el año de 1959, cuando todo eso aun era la Republica Federal Socialista de Yugoslavia; si atendemos al lugar de su nacimiento Mitrovika fue en su momento yugoslavo, luego serbio y finalmente kosovar; aunque personalmente él se consideraba madrilista (por que le iba al Real Madrid) y ateo.
Mitrovika se ganó su reputación como escritor gracias a su prodigiosa novela histórica: “La princesa Despina”,ambientada en el siglo XIV durante la Batalla de Kosovo; dicha obra fue utilizada por los nacionalistas serbios para proclamar su derecho histórico sobre las región de Kosovo, en consecuencia Mitrovika fue acusado por el UCK (Ejército de Liberación de Kosovo) de conspirador, e instigador, por lo cual tuvo que huir y refugiarse en Bosnia Herzegovina, dónde vivió durante cinco años y escribió su segunda novela: “Una chica de Sarajevo”, que causó descontentos entre los serbobosnios, por lo cual el escritor balcánico decidió regresar a su natal Prístina y nunca volver a escribir novelas históricas.
Cuando llegó se encontró con la flamante y recién inaugurada Republica independiente de Kosovo. Los medios locales se apresuraron a buscarlo para conocer su opinión sobre el tema, después de todo él era un reconocido escritor aspirante al Nóbel de literatura 2008. Así Mitrovika Bogdani se encontró en un profundo dilema: pronunciarse a favor o en contra de la independencia que unos llamaban justa y otros unilateral, era necesario elegir.
Mitrovika Bogdani cerró los ojos, se concentro en un vals se Strauss mientras imaginaba su infancia en Prístina, a su madre hablando serbio en secreto, su padre siempre severo, la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, una chica albanesa, un cuadro de Adam Stefanovic, su primer amor, los libros de historia, su ex esposa eslava, sus artículos en el Koha Ditore, su amante bosnia, sus estudios de maestría en Zagreb, sus novelas históricas, Milosevic, la OTAN, la guerra, la estúpida, la absurda, la pinché guerra…
El escritor balcánico no respondió la pregunta, no en ese momento, no tenia palabras suficientes, nunca habría palabras suficientes, por eso se refugió durante 60 días y 60 noches en lo que fuera su casa de infancia para escribir su última y definitiva obra: “Era una vez un país”; como lo había prometido, no fue una novela histórica, todo lo contrario, se trató de ciencia ficción; pintó un futuro desolador en los Balcanes, con sus históricas ciudades en ruinas o convertidas en importantes bases militares, el territorio dividido entre las grandes potencias, la tradición y el patriotismo vueltos leyenda, las razas olvidadas, la religión también y todos los pueblos balcánicos unidos al fin bajo un mismo propósito: conseguir algo que comer.Por razones evidentes ese año Mitrovika Bogdani no obtuvo el Premio Nóbel de literatura, no hubiera sido políticamente correcto.
Mitrovika se ganó su reputación como escritor gracias a su prodigiosa novela histórica: “La princesa Despina”,ambientada en el siglo XIV durante la Batalla de Kosovo; dicha obra fue utilizada por los nacionalistas serbios para proclamar su derecho histórico sobre las región de Kosovo, en consecuencia Mitrovika fue acusado por el UCK (Ejército de Liberación de Kosovo) de conspirador, e instigador, por lo cual tuvo que huir y refugiarse en Bosnia Herzegovina, dónde vivió durante cinco años y escribió su segunda novela: “Una chica de Sarajevo”, que causó descontentos entre los serbobosnios, por lo cual el escritor balcánico decidió regresar a su natal Prístina y nunca volver a escribir novelas históricas.
Cuando llegó se encontró con la flamante y recién inaugurada Republica independiente de Kosovo. Los medios locales se apresuraron a buscarlo para conocer su opinión sobre el tema, después de todo él era un reconocido escritor aspirante al Nóbel de literatura 2008. Así Mitrovika Bogdani se encontró en un profundo dilema: pronunciarse a favor o en contra de la independencia que unos llamaban justa y otros unilateral, era necesario elegir.
Mitrovika Bogdani cerró los ojos, se concentro en un vals se Strauss mientras imaginaba su infancia en Prístina, a su madre hablando serbio en secreto, su padre siempre severo, la destrucción de la biblioteca de Sarajevo, una chica albanesa, un cuadro de Adam Stefanovic, su primer amor, los libros de historia, su ex esposa eslava, sus artículos en el Koha Ditore, su amante bosnia, sus estudios de maestría en Zagreb, sus novelas históricas, Milosevic, la OTAN, la guerra, la estúpida, la absurda, la pinché guerra…
El escritor balcánico no respondió la pregunta, no en ese momento, no tenia palabras suficientes, nunca habría palabras suficientes, por eso se refugió durante 60 días y 60 noches en lo que fuera su casa de infancia para escribir su última y definitiva obra: “Era una vez un país”; como lo había prometido, no fue una novela histórica, todo lo contrario, se trató de ciencia ficción; pintó un futuro desolador en los Balcanes, con sus históricas ciudades en ruinas o convertidas en importantes bases militares, el territorio dividido entre las grandes potencias, la tradición y el patriotismo vueltos leyenda, las razas olvidadas, la religión también y todos los pueblos balcánicos unidos al fin bajo un mismo propósito: conseguir algo que comer.Por razones evidentes ese año Mitrovika Bogdani no obtuvo el Premio Nóbel de literatura, no hubiera sido políticamente correcto.
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